la Hermandad
Sobre la Hermandad Sacramental y Penitencial de Monda
En un Libro de Actas de la «Congregación religiosa de la Santa Vera-Cruz de esta Villa de Monda» que ha llegado a nuestros días y que comienza con las tomadas en 1864, puede leerse en la correspondiente a la reunión capitular del 14 de abril de 1885 que se contaban, ya por entonces, trescientos años desde su fundación. Por consiguiente, podría datarse su origen muy cerca de la reconquista de Monda (primavera de 1485), cuando llegasen los Franciscanos (fundadores de las más antiguas hermandades, las de la Vera Cruz), o coincidiendo con la primera erección canónica de la Iglesia Parroquial (1505) o, como muy tarde, tras la expulsión de los moriscos allá por 1570.
En efecto, desgraciadamente se ignora el año de fundación de cada una de las venerables cofradías que fueron el germen de la actual: La Hermandad de la Vera-Cruz (que procesionaba las imágenes de la Santísima Virgen de los Dolores, el Señor Atado a la Columna y el Crucificado, y quizá también el Yacente), la Hermandad de Nuestro Padre Jesús (que sacaba en procesión a la imagen que más devoción inspiraba en los mondeños, datada por algunos en la primera mitad del XVII y a la que se atribuye numerosos hechos milagrosos) y la Hermandad del Santísimo (de existencia constatada a comienzos del XVII). Parece que ya en 1909 celebraban cabildos conjuntos.
Casi todo el patrimonio (incluidas las imágenes) se perdió en el luctuoso 1936. Pero ya en 1937 hay afán de recuperación. Y en 1941 el Párroco y un nutrido grupo de hombres reorganizan las tres Hermandades, que, finalmente, tras la Semana Santa de 1946, se funden en una sola: la Hermandad Sacramental y Penitencial de Monda, depositaria en la historia del legado de las anteriores, prácticamente sin solución de continuidad.
Y así ha continuado, fiel a sus tradiciones seculares, con el reconocimiento implícito del Obispado y el explícito del recordado Obispo malacitano Excmo. y Rvdmo. don Ramón Buxarrais Ventura.
La Hermandad se rige por las Reglas contenidas en estos Estatutos y por las normas que legítimamente los desarrollen. Supletoriamente, lo hará por la legislación diocesana o, en su caso, por el Derecho Canónico y, en cuanto le sea aplicable, por el Derecho del Estado.
Son Imágenes Titulares de la Hermandad:
Nuestro Padre Jesús a su Entrada en Jerusalén.
Señor de Azotes y Columna.
Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Cristo Crucificado.
Santo Sepulcro.
Señor Resucitado.
Virgen de los Dolores.
Las Imágenes que procesiona, todas ellas ubicadas en el Templo Parroquial, son:
- La de Nuestro Padre Jesús a su Entrada en Jerusalén, procesionada en Monda por primera vez en 2001, fue donada al Consejo Parroquial por la Cofradía de Nuestro Padre Jesús a su Entrada en Jerusalén y Nuestra Señora de la Paz y Esperanza de Marbella.
- La del Señor de Azotes y Columna es obra de serie realizada en el taller gerundense de Olot y procesionada en la década de 1950.
- La de Nuestro Padre Jesús Nazareno, encargada al granadino José Navas Parejo que la talló en 1944, fue procesionada en 1946.
- La de Cristo Crucificado, encargada al artista malacitano Pedro Pérez Hidalgo que la talló en 1947, fue procesionada en 1948.
- El Santo Sepulcro es obra de serie realizada en Olot y procesionada en la década de 1940.
- La del Señor Resucitado es obra de serie realizada en Olot procesionada en la década de 1960.
- La de la Virgen de los Dolores, encargada a José Navas Parejo que la talló en 1945, fue procesionada en 1946.
El Emblema de la Hermandad, representa, sobre fondo azul orillado en rojo, una Horquilla y la Trompeta propiedad de esta Corporación, entrecruzadas, estableciendo cuatro regiones. En la región superior el Calvario de Monda, y en la inferior un copón y sobre éste una Sagrada Forma. En la región de la izquierda las siglas JHS, y en la derecha el anagrama del Ave María.
Constituye el objeto primordial de la Hermandad alcanzar la mayor gloria de Dios a través de la promoción del culto público en nombre de la Iglesia a sus Sagrados Titulares y al Santísimo Sacramento del Altar, realizando obras de piedad y caridad y animando con espíritu cristiano el orden temporal.